Un manicomio lleno de locos decidió sacar unos cuantos del lugar porque estaba muy lleno.
Y para eso les hicieron una prueba a los locos.
Dibujaron una puerta en la pared, y el que se diera cuenta que la puerta no era de verdad, lo iban a sacar.
El primer loco pasó y trató de abrir la puerta, y en eso, un loco no paraba de reírse.
La sospecha del encargado fue que él ya no estaba loco.
Y un loco más trató de abrir la puerta, mientras tanto el loco todavía seguía riéndose.
En eso le llama la atención el encargado y le pregunta:
– ¿Y tú? ¿Por qué te ríes?
El loco contesta:
– ¡Es que yo tengo las llaves!