El tema de la motivación humana en el trabajo ha sido siempre controversial. Los diversos autores difieren muchas veces en su enfoque e interpretación.
Algunas de las preguntas clásicas son: ¿Qué tanto se puede confiar en que el trabajador se sentirá responsable por su trabajo si se le ha motivado adecuadamente? ¿El dinero es realmente un motivador? ¿Qué es lo que en verdad motiva al trabajador para dar lo mejor de sí? ¿Funciona mejor la motivación que el temor al castigo?
Se han acuñado diferentes teorías que buscan explicar el dilema de la motivación humana. Sin embargo, en la práctica se ha probado que cuando el trabajador se siente apreciado, cuando se le trata con respeto, consideración y justicia y se le da una remuneración justa, éste responde positivamente y puede hacer contribuciones valiosas al éxito de la organización.
La mayoría de trabajadores con alta motivación, comparten también un sentimiento de orgullo por ser parte de una empresa que se destaca como buen patrono. Llevar estos conceptos a la práctica siempre será un desafío fuerte pues muchas veces habrá que luchar por cambiar una cultura de desconfianza que no es más que el resultado de años de injusticia y aún explotación.
Será una tarea ardua para la gerencia el convencer a su personal de que las viejas prácticas ya quedaron atrás y que hoy la empresa les ofrece una experiencia diferente y más gratificante. Si la intención por parte del patrono es realmente genuina y los trabajadores lo perciben así, poco a poco irán respondiendo en forma positiva. No obstante, si llegan a percibir falsedad o doble intención, la situación empeorará en lugar de mejorar.