Lo sé todo

lo se todo

El niño se acerca con aire misterioso y le dice a su padre: «Papá… ¡lo sé todo!».

El padre cambia de colores y le dice: «¡Por favor, no le digas nada a tu madre!» y le da un billete de veinte quetzales.

El niño se da cuenta de que acaba de descubrir una mina de oro. Muy emocionado, llega con su madre y poniendo cara de misterio le dice: «Mamá… ¡sé todo!». La madre casi se desmaya y le ruega: «¡Por favor, no le digas nada a tu padre!» y le da un billete de veinte quetzales.

El niño casi da saltos de contento. En ese momento llega el lechero, al niño se le iluminan los ojos, se dirige a él con aire misterioso y le dice: «Señor… ¡lo sé todo!». El lechero abre tremendos ojos, deja caer las botellas, mira hacia todas partes para asegurarse de que nadie los ve, lo abraza y le dice «¡Hijo, hijito mío!».

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