Todos conocemos la fama de vagos que tienen los charros, así que allá va: 

Un charro durmiendo recostado en la pared de su casa y de pronto oye el ruido de una serpiente de cascabel a cinco metros de él, abre un ojo, la ve y le dice a su mujer que está adentro: -- Juanitaa, pasamé la pomada de las picaduras de serpientes. Y le contesta su mujer: -- Pues qué pasaa, ni modo ya te picoo, Y contesta el charro: -- Noo, pero la veo venirr
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