Un raro credo sobre la propiedad:
Si lo quiero, es mío.
Si te lo doy y después me arrepiento, es mío.
Si te lo quito, es mío.
Si lo tenía hace un ratito, es mío.
Si es mío, nunca será de nadie más.
¡No importa qué!
Si estamos construyendo algo juntos, todas las piezas son mías.
Si parece que fuera mío, es mío.
¿Hay alguien que profese este credo? Observe a los bebés y verá que sí.